VIII MTB Sierra Morena-Guzmán el Bueno

Hola, ya estábais pensando por qué no había escrito nada sobre mi paso por la Sierra Morena, ¿verdad? La respuesta es que estaba esperando a ver si conseguía alguna fotito para colgar al tiempo que este post, pero no ha habido suerte, por más que miro y remiro no me encuentro por ningún sitio a excepción de las dos que Miguel y yo tomamos en la línea de salida.

La verdad es que la noche de antes me costó conciliar el sueño, los nervios podían más ¿seré capaz de terminarla o no? era mi gran duda. Y llegó el día, la salida fué tan caótica como suelen ser en todos estos eventos, la gente a plato subiendo por el Brillante y pasándote por doquier. Desconcertante ya que no logras coger rueda de nadie. Ahí empiezas a hundirte en la misería por más que te repitas, "tú a lo tuyo, cada uno que haga su carrera". Pero bueno empiezas a disfrutar, ves que bajas como los demás, al menos como los demás que van a tu lado no como los que te pasarón hace ya quince minutos, y continúas adelante. Después empiezas a darte cuenta que hay que andarse con mil ojos, mucho ansioso haciendo el jilipollas para adelantar puestos sin pensar que pueden hacer caer a los demás. Ley imperante, yo, yo y yo. Subida a Montecobre, a la vuelta de la casa el primer repecho, tengo que bajarme de la bici porque él que va delante pone pie a tierra y aquí nadie se aparta continúa pero empujándole a la bici. Parón de 25 minutos para llegar al Mirador de las Niñas debido al embudo formado por los ciclistas que no guardan la cola y se cuelan por los laterales (empiezas a pensar que has pagado un dineral para "ésto".

A partir del mirador todo va mucho más fluido y empieza a ir bastante bien, vas a un ritmo más alto de lo que acostumbras y eso lo vas notando. El primer avituallamiento en Arroyo Escarabita me lo salto, ya he perdido demasiado tiempo en Montecobre, no voy a ganar una medalla, pero tampoco quiero llegar el último. Hasta las Jaras bien y las bajadas con precaución pero bien. Este avituallamiento si lo hago y quizá peco de pararme demasiado pero consideré que iba bien de tiempo y era más importante guardar fuerzas, no pensé en los cambios de ritmo y volver a montarte en la bicicleta.

La mayor parte de las piedras las hago montado y salvo el paso hasta el sendero cargando la bici como todo el mundo, la subida del club de golf la hago montado, ahí es donde me escurrí y me caí con Pablete, la gente la hace a pie para guardar fuerzas, yo pienso que tengo que hacer todo lo que pueda hasta que reviente, si no ¿para qué es ésto? Para cuando nos hacen pasar por Betanía camino de Santo Domingo me empiezo el interior del muslo haciendo cosas rara y pienso que quizá no llegue a terminar pues estamos a la mitad. La bajada de los Morales la hago bastante bien y antes de llegar a la carretera y tirar dirección Betanía un chaval se me pega como un chicle y de buenas a primeras oigo pata pum! Se había dado una leche impresionante y se había hecho polvo la rodilla, menos mal que el personal sanitario estaba al lado. Puente de Hierro una subida infernal, cuando llegamos al Picadero en Santo Domingo el avituallamiento me sabe a gloria, llamo a Marisi para decirle que voy por el km 60 y que voy regular y me hincho de comer y beber, las piernas parece que no quieren o no pueden hacer fuerza. Por delante el Gran Khan hacia arriba, mitad a pie y mitad montado, ya por entonces caminando era la única forma de que se me pasase los calambres en los mulos (curioso nada de gemelos que alguién me diga por qué, please) y cuando llegamos arriba me pego a un muchacho de Agacha el Lomo que me dice que el me traza la bajada porque está muy mal, bajo el sillín y empezamos bien, pero a la mitad se me pierde y cuando llegamos a los escalones se me va la bici en un reguero y acabo sentado sobre una zarza (yo como siempre eligiendo el mejor sitio), resto de Gran Khan andando (volveré Gran Khan).

A partir de entonces nos vuelven a hacer pasar por el puente de Hierro y ese tramo parece que las piernas vuelven a responderme hasta que llegamos a las inmediaciones de Arroyo Pedroche donde nos tenían preparada una bajadita digna de arnés y cuerda, aunque empiezo muy valiente pronto tengo que hacer lo mismo que todos y echar pie a tiera, aunque no sé que es más peligroso. Cuando pasamos por debajo de la carretera del Muriano avituallamiento, llevo los frenos pinzados y frenándome la rueda, ¡encima! les digo que le empujen con un destornillador y me pongan algo de aceite que me suena todo, me dicen que lo de los frenos no me servirá de nada en cuanto toque el freno tendré el mismo problema y les digo pero bueno subiendo la Loma no creo que frene mucho. De hecho no frené nada por que después de pasar los primeros repechos antes de empezar las trialeras eché pie a tierra y a empujarle a la bici, eso sí me sorprendo porque los escalones los hice practicamente enteros sin bajarme lo que me dio bastante moral.

Al llegar a Villa Enriqueta me dio un tirón de mil pares de narices, me echo al suelo, flexiono la pierna y me retuerzo de dolor, los de la ambulancia me miran como diciendo a éste le pasa algo pero como no les llamo, basicamente porque tenía la pierna agarrada y no podía soltarla de lo que me dolía. Cuando parece que me duele menos me incorporo con mucha dificultad y empiezo a andar viendo como me pasan algunos de los trialeros. Me monto y con mucho dolor empiezo a avanzar pedaleando, desde ahora hasta que llego a Arrastraculos es un auténtico calvario. Al llegar a la cuesta me encuentro a una chica que va delante mía y a la que me pego como un chicle, necesito un punto de referencia y este es tan bueno como cualquier otro, ja, ja, ja. Trepamos hasta arriba y el resto de camino es un pasar interminable de caras totalmente desencajadas de trialeros llegando ya a su destino. Yo voy hecho polvo, pero esta gente ¿cómo se puede mantener en pie? impresionante. Cuando enfilamos la curva para la llegada a meta me empiezo a notar el interior del muslo darme pequeñas sacudidas de nuevo y pienso por Dios, por Dios ahora no, con todo el mundo mirando en meta, yo no me bajo a escasos 70 metros aunque me tengan que ayudar a bajar de la bici yo voy montado hasta que cruce la meta, pero finalmente los músculos me respetaron, al menos en la llegada y cruce la línea sin percance. Lo había conseguido, había terminado, tiempo final 8 horas, 16 minutos (según mi mujer bastante menos porque conociéndome seguro que en los avituallamientos me dormí en los laureles). No sé si repetiré el año que viene, pero lo que si es verdad es que es toda una experiencia, aunque para mi al menos una experiencia muy, muy dura. Un saludo a todos,

PD: Miguel que aparece en la foto llegó bastante antes como 45 minutos antes que yo, está hecho un bicho y mi primo Rafa participó como correodor de trail haciendo un tiempo magnífico y eso que el día de antes había participado en otra prueba, impresionante ¿verdad? Un saludo a los dos.

José